jueves, 2 de septiembre de 2010

Ausencia

Regresaba de un corto viaje de apenas dos semanas y estaba ansiosa por llegar de nuevo a casa y contarle todas las cosas que había visto y que le hubiera gustado compartir con él.
Nada más abrir la puerta tuvo un sobresalto al ver los cuadros y los adornos tirados por el suelo y los muebles descolocados. Pensando que habían entrado a robar fue recorriendo las habitaciones y comprobando idéntico desorden.
De pronto cayó en la cuenta de que la puerta estaba cerrada con llave cuando llegó y que las ventanas seguían cerradas sin ningún signo de violencia.
Un pensamiento cruzó su mente y de inmediato se convirtió en pregunta:
- ¿No habrás sido tú? - dijo en voz alta.
Un ruido de cristales la sobresaltó. Se acercó al salón y vio los muebles desordenados, la mesa que debería ocupar el centro de la estancia apartada hacia una de las paredes y en su lugar los restos de varias copas hechas añicos.
- ¿Por qué? - preguntó, algo intimidada, mientras se volvía para abandonar la habitación.
Un ruido de cristales la hizo volverse. Los restos de las copas tiradas por el suelo se habían movido. Los observó detenidamente y enseguida comprendió. En el suelo podía leerse claramente: ¿por qué me dejaste solo?

4 comentarios:

  1. Has logrado muy bien crear esa atmósfera de intriga, fantasmal. Me ha gustado como has desarrollado la prosa hasta llegar a la resolución final. Sólo una cosita, pon la h a "echa". Un fuerte abrazo.

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  2. Me alegra que te haya gustado.
    Gracias por hacerme notar la ausencia de esa "h", ¿quizás la cambió de sitio el fantasma? te lo confirmaré si la encuentro en otro lado.
    De verdad, Maite, muchas gracias por la observación y por tus, ya fieles, comentarios.
    También yo te leo habitualmente.
    Saludos.

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  3. Jejeje, es posible que se la hubiera llevadoel fantasma para hacer uhhhhhhhhhhhh ;-)
    La verdad es que soy más fiel lectora que comentarista, una no llega a todo!!! pero sigo tu trabajo de cerca, porque me parece muy interesante. Un abrazo.

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  4. Estás en lo cierto, Maite, es un hecho que el fantasma se la llevó para hacer uhhhhhhhhh, pero todavía no he podido descubrir cual de las haches es la mía.
    Sigo indagando.
    También yo soy mejor lector que comentarista, no hay tiempo para todo, por eso no puedo entender la tan manida frase "matar el tiempo". ¿Cómo se puede matar lo que más se necesita?
    Nos leemos.

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