Nada más despertarse sintió la angustia oprimiendo su pecho. Con los ojos cerrados, permaneció atento intentando oír de nuevo el sonido que le había despertado.
Era difícil contar el tiempo a oscuras y en silencio, pero ya estaba casi seguro de que el sonido sólo había existido en su sueño. No podía recordar lo que estaba soñando, pero, desde luego, debía de tratarse de una pesadilla, a juzgar por la desagradable sensación de catástrofe que le embargaba.
Miró el reloj de la mesita de noche al tiempo que volvió a oír la alarma del despertador.
De pronto lo comprendió todo: acababa de amanecer el primer lunes después de unas cortas vacaciones.
Era difícil contar el tiempo a oscuras y en silencio, pero ya estaba casi seguro de que el sonido sólo había existido en su sueño. No podía recordar lo que estaba soñando, pero, desde luego, debía de tratarse de una pesadilla, a juzgar por la desagradable sensación de catástrofe que le embargaba.
Miró el reloj de la mesita de noche al tiempo que volvió a oír la alarma del despertador.
De pronto lo comprendió todo: acababa de amanecer el primer lunes después de unas cortas vacaciones.